Hasta el inicio de la actividad comercial de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana (FGV) en 1987, los ferrocarriles de vía estrecha de Valencia se habían configurado como una red de cercanías clásica, con una importancia notable en el conjunto del área metropolitana, pero con escasa influencia cuanto a los flujos de desplazamientos estrictamente urbanos. 1988. El 8 octubre es abrió a la circulación el primer tramo subterráneo de la red actual de Metrovalencia, que hacía un recorrido de 7 kilómetros y 8 estaciones (Beniferri, Campanario, Turia, Ángel Guimerà, Plaza de España, Jesús, Patraix y Hospital). La penetración del suburbano en la ciudad permitió unir los servicios de transporte procedentes de Vilanova de Castelló y Torrent con los de Llíria y Bétera, que desde entonces avanzaban por un túnel nuevo. El tramo que quedaba compartido por los líneas de Llíria y Bétera, entre las estaciones Empalme y Pont de Fusta, junto a la línea que unía esta estación con el Grao, empezó a explotarse provisionalmente como Línea 4.
1995. El 5 de mayo se abrió al público un nuevo tramo subterráneo de la Línea 3 del metro, desde la estación de Palmaret hasta Alameda. En este tramo de 2,9 kilómetros de longitud se construyeron 4 nuevas estaciones (Machado, Benimaclet, Facultats y Alameda), además de permitir el transbordo con el tranvía a Benimaclet. La construcción de la red actual de Metrovalencia ha representado un enorme esfuerzo técnico, humano y económico, que ha cambiado la fisonomía y los hábitos en cuanto a movilidad de Valencia y el área metropolitana.