Me conocen como la Estación de Pont de Fusta, la más emblemática del Trenet valenciano, pues desde mi inauguración, en 1892, he sido su sede central y punto neurálgico de la ciudad. Aquí sigo después de tanto tiempo, con mirada cómplice hacia mis siempre colegas Torres de Serranos. Juntas recordamos al antaño caudaloso Túria, cuyas aguas arrastraron al primer puente peatonal que me prestó su nombre. El reloj de mi fachada, hoy detenido, ha sincronizado las llegadas y salidas de trenes, humos, material eléctrico, talleres, viajeros o mercancías… La actividad era incesante, incluso llegaron a compararme con la Victoria Station de Londres. Hasta que en 1988, con la inauguración del Metro de Valencia, la mayor parte de los servicios ferroviarios dejaron de pasar por aquí, para encaminarse hacia la nueva traza subterránea y enlazar también con el ferrocarril de la Ribera. Afortunadamente, hasta 1990 veía a los trenes de la línea 4 que enlazaban Empalme con El Grao, y hasta 1995 a los que se dirigían y venían de Rafelbunyol. Además, el 21 de mayo de 1994 volví a saludar a mi amigo el tranvía, desaparecido en 1970. Mis paredes han albergado, desde finales del siglo XIX, las oficinas y servicios de las compañías ferroviarias que ponían en funcionamiento el Trenet, como la Sociedad Valenciana de Tranvías, la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia, EFE-FEVE y Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana. En 1995 cesaron los timbres de las centralitas, pues los trabajadores de FGV se trasladaron a sus nuevas oficinas en València-Sud. Mis funciones cambiaron, pero no mis principios, porque continuo como servicio público y social, dando cobijo a la Unidad del Cuerpo Nacional de Policía de la Generalitat Valenciana.
El 7 de julio de 2017 cumplo 125 años, y mis vías podrían contar la historia de nuestros tranvías y ferrocarriles de vía estrecha, desde las primeras locomotoras a vapor a las más modernas unidades tranviarias. Aunque, lo más importante, es que mis andenes guardarán para siempre los secretos, alegrías, tristezas, encuentros y desencuentros de los millones de personas que día a día quieran compartir conmigo este complejo viaje de la vida.